sábado, 27 de noviembre de 2010


Hoy hace un mes que sumo y sigo locuras contigo. Y en un mes han pasado tantas cosas, joder, tantas, tantas cosas que me cuesta creer que sólo hayamos vivido una luna llena. Me desnudaste, casi, el primer día que nos vimos porque querías una foto de mi tatuaje, y desde entonces todo ha pasado tan de prisa que he perdido el control de los latidos, del tic-tac y de los "buenas noches" que te he he susurrado. Podría dedicarme a contar los mensajes privados que somos, pero me gusta más bajar el ratón sin leer nada y sumergirme en esa pequeña inmensidad que hemos creado (tan profundo y sin domar). No sé cuántos kilómetros hemos ido en coche, pero tocamos la nieve en octubre, y vimos el otoño más luminoso del mundo en el norte. Me besaste la mano una noche subiendo al tren. Me regalaste la puesta de sol más bonita del otoño (y yo sé que va a ser la más bonita, por mucho que tú digas que el otoño aún no ha terminado), y siempre pedimos dos cacaolats (me encanta cuando dices "dos!"), pero el tuyo es frío. Te he visto comer un Calipo de fresa a las tres de la mañana en el Tibidabo porque querías enseñarnos la ciudad de lejos y de noche. Me has traído a casa, te has reído de mis piernas de pequeña, me has obligado a tocar el piano. Te he visto llorar un domingo por la noche y tenías los ojos preciosos, y me viste llorar un lunes por la mañana que era gris y tú, rosa. Me has hablado de tu mar y así cualquiera se enamora, qué quieres que te diga. Hemos ido a rincones que yo nunca hubiera imaginado que existían, te he mirado mil veces a los ojos cuando tú no me mirabas, te he dado la mano en el cine cuando tenía miedo. Conocí de lejos tu pueblo entero en medio de plaza Cataluña, me atiborraste dos días de macarrones y me viste temblar comiendo chocolate a cinco grados en la montaña. Me has tocado el pelo en todos los semáforos, me das golpes de cadera que me envían a Cancún, he descubierto que no sonorizas los grupos consonánticos /bl/ y /gl/ intervocálicos y ahora siempre pienso en ti cuando digo "horrible"; me has enseñado cuatro palabras, hemos comido chuches rojas, te he regalado una y griega (chica ye ye) en forma de corazón y siempre pienso en ti cuando saco la tarjeta del bus porque tengo un estuche de monigotes que te dio un hombre borde. Me has venido a buscar un montón de mediodías a la universidad aunque antes era yo la que te iba a buscar al cole (pero se me acabaron las campanas). Te he mirado de lejos, y de cerca, mientras haces fotos, y eres un poco quejica, ¿sabes? Y siempre tenemos problemas, aunque después te haga sonreír. Me besaste en la estación y perdimos el equilibrio. Y ayer me tiraste al suelo mientras intentaba levantarte (casi me hago una carrera en las medias...) y sé que lo mejor está por llegar. Porque ya hemos despegado.

compartimos universo.